jueves, 11 de septiembre de 2008

La Falacia de la Directiva Ordenación del Tiempo de Trabajo



En octubre, el Parlamento Europeo votará la Directiva Ordenación del Tiempo de Trabajo, que bajo ese título debería ser otra de las conquistas del Modelo Social Europeo, modelo que se ha ido construyendo desde 1957, y que ha permitido un gran progreso y avances para sus ciudadanos. Ese modelo que es el orgullo de Europa y, hasta hoy, la envidia de los trabajadores y trabajadoras del mundo entero.
Pues bien, para la UGT y para cualquiera que sepa leer, esta Directiva, se enfrenta claramente al proyecto Social Europeo, ya que resquebraja uno de los objetivos que establece el Tratado en su artículo 136: la Comunidad y los Estados miembros tienen como objetivo la mejora de las condiciones de vida y trabajo. Y por mucho que bauticen a la Directiva con nombres ilusorios, va a ser muy difícil que los trabajadores creamos que trabajar en semanas con horarios altamente irregulares, donde a largas semanas de trabajo seguirán otras de descanso, sea una mejora. Además el descanso no será cuando nosotros lo necesitemos o deseemos, sino que estaremos a expensas de la producción y de quienes la dirigen.
Las semanas con jornadas de 48, 60 y 65 horas pondrán fin a nuestro sistema de relaciones laborales, la jornada ya no será de 8 horas, ni la semana de 40. Si se aprueba la Directiva, el tiempo de trabajo se contará en periodos mucho más amplios, de 3 y 4 meses y durante ese tiempo se podrá trabajar hasta 89 horas seguidas, a las que seguirán, no se sabe bien cuando, otras de descanso compensatorio.
Asimismo, la Directiva va contra el Estatuto de los Trabajadores que establece la jornada semanal en 40 horas y la diaria en máximo 8, es antagónica a nuestros Convenios Colectivos, donde trabajadores y patronos nos hemos dado unas reglas de juego que permiten una sociedad donde todos podemos trabajar, descansar, tener vida familiar y social.
Porque algunos creíamos que el objetivo de la Unión Europea era llegar al estado del “bien estar” donde los trabajadores podríamos organizar nuestras vidas profesionales y familiares, pero en caso de aprobarse esta Directiva se acabará con todo el sistema organizado de vida no sólo profesional, sino también personal. ¿Qué familias pueden aguantar horarios cambiantes, excesos de jornadas, seguidos de semanas de descanso, cuando los hijos están en el colegio, para después tener que volverse majara en las semanas que se trabaja hasta las tantas?
Pues bien en la UGT-PV tenemos muy claro de que ya es hora de que nos movilicemos contra esta Directiva, que desde Bruselas nos quieren imponer. El Parlamento Europeo es el último lugar donde pararla, después de que muchos de los gobiernos europeos hayan votado a favor en el Consejo. España votó contra, pero su voto no es más que un voto, que no le exime de su cumplimiento, puesto que las Directivas una vez aprobadas deben de aplicarse en todos los Estados, lo quieran o no sus gobernantes, y la Comisión Europea, podrá llevar ante el Tribunal de Justicia al Estado que no la trasponga a su derecho nacional, que recibiría una sanción por ello.
En definitiva, pocas veces una norma que se aprueba fuera de nuestras fronteras, casi a escondidas, fuera del debate de nuestro Parlamento, alejado de los medios de comunicación y fuera del ámbito de la Negociación Colectiva, incluso en contra de nuestro Gobierno puede cargarse de un plumazo y sin que apenas nos de tiempo a reaccionar nuestro modelo social y la vida de los que nos levantamos cada día para ir a trabajar.
Pero aún queda una baza, la rectificación que es cosa de sabios, y desde la UGT sabemos que debemos apoyarla y reforzarla, el Parlamento Europeo, debe oír la voz de los afectados que somos todos los trabajadores y los ciudadanos y en eso estamos.
Fdo: Carlos Calero Jaén, secretario de acción sindical y salud laboral de la UGT-PV.