martes, 5 de enero de 2010

El ´cotillón´ de l´Oceanogràfic acaba en trifulca y con la policía

Levante-EMV.com » Valencia
La falta de bebida y un problema con el guardarropa desató numerosas quejas entre los asistentes

I. CABANES VALENCIA
La primera fiesta de Nochevieja que se realiza dentro de las instalaciones de l'Oceanogràfic de Valencia acabó como el rosario de la aurora. Los asistentes colapsaron el libro de reclamaciones para denunciar que algunas bebidas se habían acabado, cuando habían pagado por una barra libre, y al percatase que en el guardarropa la gente se estaba llevando abrigos que no les pertenecían, porque la organización de la velada había tenido problemas con el etiquetaje de algunas prendas.
Con los ánimos crispados, fue necesaria la presencia de la policía para contener a algunos de los asistentes, ya que la seguridad privada del recinto no daba abasto con el aluvión de quejas y reclamaciones de aquellos que habían pagado entre 55 y 80 euros por una entrada.
Algunas personas que asistieron a la fiesta criticaron ayer la actitud de uno de los porteros, quien se mostró violento y utilizó una porra ante alguno de los clientes, elevando la tensión en vez de rebajarla.
Este era el primer año que el complejo de la Ciudad de las Artes acogía en sus instalaciones una fiesta privada de este tipo. La celebración, con motivo del fin de año, se llevó a cabo en las dos plantas que ocupa el restaurante submarino, un recinto gestionado por el empresario valenciano de la hostelería Jesús Barrachina.
Según fuentes presentes en el complejo, los asistentes, alrededor de unas 700 personas, habían pagado entre 55 y 80 euros por la entrada, que daba acceso a barra libre toda la noche y en la cual se establecía como hora de cierre las seis y media de la mañana.
No obstante, a las dos de la madrugada la gente ya empezó a notar que en determinadas barras faltaba bebida y no se reponía. Esto molestó a los clientes, algunos de los cuáles acabaron solicitando el libro de reclamaciones.
Horas después, la Policía Local de Valencia fue avisada ya que los organizadores de la fiesta negaban el libro de reclamaciones alegando que estaba lleno, después de todas las quejas presentadas, y varias patrullas acudieron para evitar males mayores.
Al problema de la bebida se sumó el hecho de que la gente que abandonaba el local comprobó que en el guardarropa habían perdido la numeración de algunos abrigos y cada cual debía dar la descripción del suyo. Esto provocó que algunos se llevaran prendas cambiadas y nuevas quejas.

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